Una lesión común en el
fútbol sala es la rotura del ligamento cruzado. Ocurre la mayoría de las veces
sobre un simple cambio de apoyo rápido (mal controlado), durante un contacto o
una mala recepción tras un salto. Esta lesión es común y bien conocida por los
fisioterapeutas.
¿Cómo se ve un ligamento cruzado?
Los "cruzados" forman un pivote del
ligamento central en la rodilla. Tenemos dos a cada lado: el ligamento cruzado
anterior (LCA) y el ligamento cruzado posterior (LCP).
En la
mayoría de los casos, es el ligamento cruzado anterior (LCA) el que se rompe.
El ligamento cruzado posterior (LCP) se ve afectado con menos frecuencia.
Un ligamento es una estructura formada por
fibras elásticas capaces de sufrir importantes esfuerzos mecánicos (tracción,
torsión, cizallamiento, etc.). Si las fuerzas aplicadas a este ligamento son
demasiado grandes, corre el riesgo de romperse.
Al contrario de lo que uno podría imaginar,
¡vivimos relativamente bien sin un ligamento cruzado! De hecho, el malestar en
las actividades diarias (caminar, subir / bajar escaleras, etc.) será mínimo o
incluso inexistente. Por otro lado, en los deportes, la rodilla se usa con más
intensidad. Por tanto, el déficit de estabilidad puede provocar más molestias.
No dude en buscar el consejo de un especialista
(cirujano ortopédico, médico deportivo, fisioterapeuta) para tomar la decisión
de operarse.
Ligamentos cruzados:
¿por qué se rompen en el fútbol sala?
En fútbol sala, los cambios de apoyo son
frecuentes. ¡Es un deporte fundamental por excelencia! Un deporte de pivote es
cualquier actividad que requiera transferencias de peso corporal por encima de
la pierna. La rodilla entonces juega un papel central y está sujeta a
limitaciones importantes.
El contacto frecuente con el oponente y los
saltos aumentan aún más el riesgo de rotura del ligamento cruzado. De hecho, el
contacto puede provocar un giro violento de la rodilla. Si los músculos
alrededor de la articulación no están lo suficientemente tonificados y alertas,
los ligamentos se estirarán repentinamente y corren el riesgo de romperse.
¡Los músculos protegen eficazmente los
ligamentos!
Cada individuo tiene una estructura de
ligamento particular. Es obvio que todos somos diferentes. Algunos tienen
rodillas "laxas", otros menos. ¡Algunos tienen ligamentos fuertes,
otros menos! Por tanto, están más expuestos a sufrir lesiones.
Para evitar el riesgo de lesiones, le
recomendamos encarecidamente que practique regularmente un entrenamiento propioceptivo específico.
Estos ejercicios tienen como objetivo mejorar
el estado de alerta muscular. A la más mínima desestabilización, la
articulación queda protegida, sujeta firmemente por los músculos del muslo.
¿Qué pasa después?
Si su rodilla se ha torcido violentamente y el
dolor es intenso, se recomienda consultar a un médico especialista. En caso de
duda, puede indicarle que realice un examen más detenido.
La resonancia magnética de la rodilla puede
confirmar si la rotura de los ligamentos cruzados o no. La radiografía, por
otro lado, muestra el estado de los huesos y el cartílago pero no los
ligamentos.
En los días posteriores a la lesión, la articulación
se hinchará. Este fenómeno se llama derrame y es bastante normal. Para reducir
esta hinchazón, es aconsejable aplicar hielo en la articulación con la mayor
frecuencia posible.
También recomendamos levantar la pierna y
comprimir la periferia de la articulación. A partir de entonces, deberá seguir
una rehabilitación seria con un fisioterapeuta deportivo en Aravaca por ejemplo
o en tu ciudad más cercana. Esta rehabilitación, seguida durante varios meses,
te permitirá recuperar una rodilla funcional antes de retomar el fútbol sala.